Quince minutos -Capitulo VIII a- A new kid in town

Ahora toca esperar. Que acabe la jornada, que Ramoncito conteste. Solo podemos quedarnos mano sobre mano y ver el tiempo pasar. Deja de sonreír, creo que ya te he calado, es en momentos como este, en que al final se acaban todas las distracciones, cuando aprovechas para preguntar. Mis recuerdos, para mí, son importantes –todavía no he llegado al punto, ese que cuentan, en que parece más vivido el pasado que el presente o las migajas de futuro que te quedan, pero casi. Con práctica lo conseguiré, no te jode– lo que no entiendo es ¿por qué lo son para ti? Pues eso: recuerdo que no tengo todavía dieciocho años, solo faltan unos pocos días, pero ya no importa, porque estoy subido en un tren en dirección a la capital, la corte, la villa. Como quieras llamarlo. No creo ser un pueblerino cegado por las luces de la gran ciudad, ya he tenido mi ración de ellas y aunque repetiría parece que, por ahora, para mí el bar está cerrado. Estoy muy tranquilo, tanto como puede estarlo ...